Frases de ayer y hoy ¿De dónde vienen?

¿Alguna vez te detuviste a escucharte? Cuántas frases utilizas en tu vida diaria y ni siquiera sabes cómo ingresaron a tu mente. Y si indagas un poco más... mejor ni pensar cuál será el origen de ellas... 

Foto: Diario Veloz
Cuantas veces como bibliotecario/a te habrás enfrentado a una consulta de este estilo: “Que significa la frase: A cada chancho le llega su sanmartín”; “De dónde vive el dicho: Tirar la casa por la ventana” y, seguramente, muchas más…

Miles de frases que se vienen repitiendo por generaciones; frases que adoptamos como propias y las incorporamos a nuestro vocabulario cotidiano.

Aquí, un repaso de algunas de ellas y sus significados: 

“A cada chancho le llega su sanmartín”

Significa que a todos los alcanza algún momento de sufrimiento. Para algunos el origen tiene relación con el día de San Martín de Tours (11 de noviembre), un santo de origen francés, patrono de Buenos Aires. Cuentan que en esa fecha del otoño europeo era habitual carnear un chancho o comer carne de ese animal. Otros sostienen que “sanmartín”, era el nombre de un filoso cuchillo que se usaba para trozarlos.

“Tirar la casa por la ventana”

La frase viene de España, del Siglo XIX, donde se empezó a realizar una tradición bastante particular. Cuando alguien ganaba la Lotería, sus familiares y amigos iban a su casa y tiraban todas las viejas pertenencias por la ventana, en señal de una nueva vida, llena de fortuna.

“Poner las manos en el fuego”

En los antiguos pueblos paganos de Germania se realizaban juicios ante los Dioses en los cuales se verificaba si una persona mentía o no colocándole un fierro caliente en las manos o alguna otra parte del cuerpo. Si la persona juzgada se largaba a correr era porque estaba mintiendo.

“Por interés baila el mono”

Se aplica para definir a quienes hacen todo para lograr un beneficio, ya sea económico o de otro orden. Viene de los tiempos en que los antiguos organilleros que andaban por la calle llevaban a un monito, atado con una larga cadena. El animal solía bailar al compás de la música. Al final de cada interpretación, el mismo mono solía pasar un jarrito metálico para que los espectadores dejaran alguna moneda.

“Ojo por ojo diente por diente”

Esta frase, que consagra la venganza como un procedimiento jurídico, figura en dos de los 282 artículos del código sancionado por Hammurabi (1792-1750 A.C.), fundador del imperio babilónico. La menciona también el Antiguo Testamento al referirse a los actos de violencia. “Quien cometiere e delito", dice el texto bíblico, "pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida y golpe por golpe". Cuando el agredido prefería que se lo compensara con dinero, tenía derecho a una suma, fijada de antemano de acuerdo con la gravedad del daño. Así, según la ley del talión del derecho romano, quien recibía una cachetada podía canjear ese golpe por un monto equivalente a 5 ó 6 dólares de hoy. El dicho, con frecuencia abreviado como “ojo por ojo”, no pasa en la actualidad de un modo de hablar.  Un desahogo para el rencor. Y prueba  de que la idea de devolver mal por mal es siempre tentadora. Pero ningún código moderno autoriza a desdentar o volver tuerto al ofensor.

"Hogar dulce hogar”

La frase -Home sweet home, en el original- es parte de una canción cuya versión española sería: “Por más que crucemos / la tierra y el mar / siempre extrañaremos tan bello lugar: ¡Hogar dulce hogar!". Pertenece a una pieza teatral estrenada en Londres en 1823. Su autor, John Howard Payne, fue un excelente dramaturgo y actor norteamericano que vivió en Europa, De Payne es también la letra de esa canción, que prendió en los corazones ingleses en una época en la que las conquistas del Imperio británico obligaban a muchos a dejar su patria para residir en las colonias. Desde hace 170 años la expresión se repite en todo el mundo. A veces con ironía, cuando la casa se alborota demasiado. Y, con mayor frecuencia, para resumir nuestra añoranza, al sentirnos lejos de la familia y de los objetos queridos o al  volver a ellos.

No te quedes sólo con estas. ¿Qué otras frases te vienen a la mente? Compártelas con nosotros  

Algunas obras de referencia que podemos consultar:

Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman

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Diccionario fraseológico del habla argentina, de María Gabriela Pauer y Pedro Luis Barcia

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